viernes, 4 de octubre de 2013

Los gatos en las narraciones de terror: Bram Stoker y Edgar Allan Poe

Hace tiempo que quería escribir esta entrada, y creo que estas fechas es el momento perfecto para hacerlo. En conmemoración al Día Mundial de la Protección a los Animales, y también porque se acerca la época en que solemos escuchar muchas historias de terror (mi momento favorito del año ^-^) hoy hablaré de dos relatos que pertenecen a dos buenos escritores (aunque E. A. Poe es mi preferido). El elemento en común son los animales que aparecen, los cuales guardan gran relevancia en la narración.
Al principio había pensado escribir un Análisis literario, luego decidí dejarlo como Artículo de divulgación; el resultado final es una mezcla de los dos, así que ustedes dirán qué les pareció.

Gatitos acostados


La relación de los gatos con los seres humanos ha provocado que este animal sea algo frecuente en nuestra vida cotidiana. A lo largo de los años, hemos concedido a los gatos una serie de simbolismos divididos en dos polos opuestos: uno negativo y otro positivo. Por un lado los asociamos a lo diabólico, a lo misterioso, a la muerte y la mala suerte (cuando se trata de un gato negro); por otra parte, les atribuimos cualidades favorables: inteligencia, astucia, agilidad e independencia. Asimismo apreciamos esta bipolaridad en la literatura e incluso podemos pensar que los escritores han contribuido a ampliarla:

La vertiente positiva la hallamos en el antiguo Egipto, donde dar muerte a un gato se castigaba con la pena capital. En este mismo ámbito cultural, el felino aparecía vinculado, mediante la diosa Bast, a la luna (debido, probablemente, a la extraordinaria adaptabilidad de sus pupilas a la oscuridad). En Occidente, en cambio, y durante la Edad Media, el gato fue demonizado por su supuesta condición de mensajero de las brujas. La literatura también recoge la ambigüedad que, desde antiguo, ha caracterizado al [sic] simbolismo gatuno. El gato negro de Poe y El gato con botas de Perrault son, a este respecto, los ejemplos más emblemáticos de uno y otro sentido. (Albert de Paco, 2003:263)

Ha llamado mi atención la forma en que los autores utilizan la figura del gato dentro de sus historias de terror, por eso observaremos las cualidades que reciben estos animales en las producciones literarias. Los ejemplos de los que podríamos valernos son numerosos, yo he seleccionado los siguientes:

La mujer india de Bram Stoker

Resumen: Narrado como un diario de viaje, un hombre nos relata que durante su luna de miel, él y su pareja visitaron la ciudad de Nuremberg y trabaron amistad con un norteamericano llamado Elías P.Hutcheson. Mientras visitaban la muralla exterior de un castillo, se encontraron a una gata negra con su cría. En un alarde de imprudencia, Hutcheson arroja una piedra que va a parar a la cabeza del gatito. La madre enfurecida observa a los viajeros destilando odio por sus ojos verdes.
Gato negro adultoDurante la mayor parte de su recorrido hacia La Torre de la Tortura, el animal va persiguiendo a los viajeros, algo que angustia a la mujer pero divierte a Hutcheson, quien se muestra confiado y poco arrepentido. Ya en la habitación llena de instrumentos de tortura, los turistas se acercan a contemplar la Virgen de Hierro, y Hutcheson decide introducirse en el aparato para vivir la experiencia de un condenado. En el momento justo, la gata hace su aparición y provoca que la puerta de la Dama de Hierro se cierre sobre el extranjero, cumpliendo su venganza. El narrador concluye contándonos que partió en dos a la gata utilizando una de las espadas del recinto.

El gato negro de Edgar Allan Poe

Resumen: un hombre relata un suceso que a duras penas puede creer; de ser una persona tranquila, amante de los animales, que contrajo matrimonio con una buena mujer, el narrador confiesa que el alcoholismo fue empeorando su carácter, volviéndolo alguien irascible y cruel hacia su esposa y con sus mascotas; en una ocasión utilizó un cortaplumas para vaciarle el ojo a su gato negro, y más tarde ahorcó al mismo animal. Esa misma noche un incendió destruyó la fortuna del personaje llevándolo a la desesperación. 
Tiempo después, el hombre encuentra un felino parecido al anterior, negro excepto por la mancha blanca que adorna su cuello, y decide llevarlo a su casa. El gato suele perseguirlo, acurrucarse en su regazo, pero inexplicablemente, la docilidad del animal despierta la antipatía y el odio en el narrador, aunque también el temor. Finalmente, en un arranque de cólera el hombre asesina a su esposa y empareda el cuerpo en el sótano; durante las investigaciones policiales, unos agentes bajan a ese lugar con el protagonista, quien creyéndose a salvo golpea con un bastón el muro tras el cual se encuentra el cadáver. Un sollozo que fue convirtiéndose en alarido impulsa a los hombres a tirar el muro, encontrándose al gato negro sentado sobre la cabeza del cuerpo en descomposición.

Haciendo una comparación entre los dos cuentos descubrimos las semejanzas que aparecen (ambos están contados en primera persona), sobretodo en las descripciones físicas; los dos felinos son de color negro. Recordemos que este tono ha sido utilizado en diferentes épocas y lugares asociado a la maldad y a lo desconocido, y que asimismo, las personas lo relacionan con el peligro, la violencia y el crimen. 

El segundo rasgo semejante es la importancia dada a los ojos de los gatos. Las descripciones son una mezcla de poesía y misterio, que al unirse con el contexto de la historia produce una sensación de desasosiego:

En aquel mismo instante, la gata negra se alzó sobre sus cuatro patas y nos buscó. Sus ojos cargados de un fuego verdoso se fijaron en Elías P. Hutcheson, igual que si pretendieran grabar la imagen de éste en el fondo de los mismos, allí donde mejor le llegaría al cerebro. (Bram Stoker en Solana, 2004:8)

La inteligencia felina está entre los atributos más nombrados y admirados por las personas. Ambos autores usaron este recurso para justificar el terror que inspiraban los gatos en los personajes, tal como se lee en el relato de Poe:

[...] el maldito gato negro de la blanquecina mancha en el cuello... ¡Cuya astucia me había arrastrado a mí al asesinato, y cuyos aullidos reveladores me entregaron al verdugo! (E. A. Poe en Robbins, 2004:33)

El gato negro
¿Realmente debemos temer la inteligencia de los gatos? Cada uno es libre de creer en lo que quiera, pero sin duda hay otros escritores que han seguido el ejemplo de Poe cuando escriben relatos de terror.

Por último, la venganza del gato aparece como tema central de la narración; los dos hombres sufrieron fines horribles porque previamente habían causado daños a los animales sin arrepentirse por ello. El deseo de vengarse que observamos en los gatos, se encuentra en las mismas proporciones que hallamos en los seres humanos; tampoco olvidemos que la persecusión fue siempre el preámbulo para incrementar el temor.

De esta forma, la imagen del gato dentro de estas narraciones de terror es resultado de mezclar simbolismos positivos (inteligencia, independencia) y negativos (misterio, maldad). Hemos observado este tema superficialmente, pero la literatura posee un gran número de obras donde seguir indagando, para encontrar más simbolismos que hemos asociado a nuestros animales de compañía.

Bibliografía
* José María Albert de Paco. Diccionario de símbolos. Editorial Optima. Barcelona. 2003
* Carlos Solana (seleccionador). Relatos de terror. EDIMAT LIBROS. Colección Eclipse. Madrid. 2004
* Victoria Robbins (seleccionadora). Relatos de hombres lobo y otras bestias. EDIMAT LIBROS. Colección Eclipse. Madrid. 2004

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